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Paso una semana de haber vuelto a bahia, y despues de mirar con reacio el blog todos estos dias me decidi a escribir.
Al principio fue todo emocion y adrenalina. Listo, habia llegado, tenia que ver a todo el mundo, que bueno. Y los vi. Y entonces...listo, se acabó.
La mañana siguiente ya no tenia nada que hacer. Los dias eran largos y vacios. Y el invierno bahiense no favorecia en nada.
Donado al 300 me parecia un desierto a las 3 de la tarde, cuando en la calle no habia un alma y en los arboles ni una hoja. Las cuadras enormes para autos que no pasaban y las veredas demasiado rotas y desnudas como para ser caminadas.
El "centro" lo encontre igual, pero porque siempre lo vi como diminuto. Pero claro, a una ciudad en la que el mayor cambio en meses fue el "Boulevard" de la Avenida Alem no se le puede pedir demasiado. La fuente de la Universidad me parecia una miniatura. El parque sin pasto me repugnaba.
Y cómo, cómo puede ser que en Tel Aviv viva la misma cantidad de gente que en Bahia Blanca, y mientras la ciudad Israeli es sinonimo de vida y cultura urbana, este pozo sea solo un gran pueblo?
Me preguntaron como encontraba bahia a mi regreso, y solo pude describirla como "un poco triste, seca". Y asi esta, triste, fea, inmutable al paso del tiempo, siempre congelada hace unas decadas, con sus colectivos destartalados modelo 1990 y su diario berreta en sintonia con "la" radio local.
Porque mientras el tiempo pasa Bahia Blanca no cambia, queda inmovil, inmutable a todo, como feliz de ser solo un "pueblo grande".